El año nuevo comienza con una importante novedad legislativa en el ámbito de los envases, que tiene como objetivo fomentar la economía circular en el sector. Se trata del nuevo Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, que establece un impuesto de 0,45 euros por kilo de plástico utilizado en la fabricación de envases de un solo uso.
Según la ley, este impuesto no se aplicará a los envases concebidos, diseñados y comercializados para realizar múltiples circuitos o rotaciones a lo largo de su ciclo de vida, y que pueden ser rellenados o reutilizados para el mismo propósito. Con esta medida, se busca ampliar el régimen de responsabilidad extendida del productor, para que los fabricantes asuman el coste total de la gestión de este material una vez convertido en residuo.
La nueva orden, que entró en vigor el 1 de enero, cumple con lo establecido por la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular (7/2022, 8 de abril). Los fabricantes tienen un plazo de 30 días naturales para completar y enviar al registro territorial el nuevo modelo de autoliquidación (modelo 592) relativo al «impuesto especial sobre envases de plástico no reutilizables».
El impuesto tendrá en cuenta varios factores, como el tipo de polímero, la cantidad utilizada en su fabricación, su durabilidad, la presencia de sustancias peligrosas, entre otros. Además, cumple con los requisitos de la UE en materia de prevención de residuos y economía circular, ampliando la fiscalidad verde que todavía se encuentra entre las más bajas de Europa.
La ley también establece metas de reducción de los envases de plástico de un solo uso, con el objetivo de recaudar más de 700 millones de euros al año. Más allá de su carácter recaudatorio, esta legislación implicará un cambio importante para los minoristas de alimentos, que deberán adoptar medidas para incluir la venta al por mayor de frutas y verduras frescas en sus establecimientos.
Además, se establece la prohibición del marcado de envases con frases que puedan provocar su abandono en el medio ambiente, y se pone énfasis en la aceptación de contenedores reutilizables por parte de los consumidores. Por último, se establece la recuperación financiera de los envases depositados en los contenedores de recogida selectiva, así como de aquellos que terminan en los botes de basura o en el medio ambiente.
Esta medida será controvertida debido a su naturaleza permisiva hacia aquellos que no gestionan sus residuos de manera responsable.