Según Mattias Söderberg y Cristina Rumbaitis del Río, la inversión en adaptación climática tiene un fuerte retorno y ayuda a minimizar los costos relacionados con el clima en el futuro. Actualmente, hay una gran brecha en la adaptación climática, según las Naciones Unidas, y el progreso en este sentido se está estancando. Se estima que se necesitarán entre 215.000 y 387.000 millones de dólares al año en inversiones en adaptación en los países en desarrollo durante esta década, pero los flujos financieros internacionales destinados a la adaptación son considerablemente inferiores a lo necesario.

A pesar de esta subinversión, hay evidencia que demuestra que la inversión en adaptación ofrece un fuerte retorno económico y ayuda a reducir los daños económicos. Sin embargo, los esfuerzos actuales para abordar la crisis climática y la adaptación han sido insuficientes, y se necesita un plan global para aumentar el apoyo a la adaptación. Además, se requiere de un marco para el Objetivo Global de Adaptación que guíe las acciones futuras.

Finalmente, se destaca la necesidad de crear un nuevo fondo de pérdidas y daños para ayudar a las personas y comunidades afectadas por los impactos climáticos. La COP 28 representa una oportunidad crucial para avanzar hacia la adaptación climática estableciendo objetivos ambiciosos, movilizando financiamiento y reconociendo la urgente necesidad de apoyar a los afectados.