La agricultura es uno de los sectores que más sufre las consecuencias de la crisis climática, pero no es el único. El turismo también se ve afectado, ya que cada tres grados de aumento de temperatura se produce un 10% menos de turistas, y con cuatro grados de aumento, un 15% menos. La Unión Europea planea aplicar un impuesto al combustible para la descarbonización, lo que se traducirá en vuelos más caros y una disminución de hasta cuatro millones de turistas internacionales. Además, el transporte marítimo podría verse afectado con un aumento de hasta el 70% en los costos, según Naciones Unidas.

Por otro lado, la construcción y las materias primas también se verán afectadas, ya que la Unión Europea está dispuesta a pagar por lo que contamina, y para el año 2050 se espera que todos los edificios sean cero emisiones, lo que encarecerá la producción de hierro, acero, cemento y aluminio.

Además, la crisis climática afectará la infraestructura, ya que las temperaturas extremas pondrán a prueba su resistencia. En España, por ejemplo, no se ha tenido que cerrar aeropuertos debido al calor, pero sí ha habido incidentes como el descarrilamiento de un tren en Gipuzkoa debido a la deformación de las vías por el calor. Incluso los puertos podrían ser afectados por el aumento del nivel del mar.

Por último, la salud también se verá afectada, ya que el aumento de temperatura contribuirá a la proliferación de mosquitos y garrapatas, que pueden transmitir enfermedades como el Zika, el Dengue y la Malaria. Todo esto demuestra que la crisis climática afectará a múltiples sectores y requerirá una reconversión importante.