El día comienza para Miquel, un joven agricultor de Las Gavarres en la región catalana de El Empordà, con el amanecer. A pesar de sus años de experiencia, todavía se encuentra atado a las labores de papeleo. Mientras desayuna, lamenta cómo el trabajo en la agricultura está cada vez más enfocado en la gestión y administración, en lugar de cuidar el campo como era su deseo. A pesar de su formación en viticultura y enología, Miquel nunca pensó que dedicaría tanto tiempo a llenar formularios y cumplir con requisitos burocráticos.

A pesar de su amor por la tierra, Miquel se ve afectado por las regulaciones que imponen cargas adicionales en su trabajo como agricultor ecológico. Señala el absurdo de las reglas que requieren la eliminación de excedentes de azufre en perfecto estado, simplemente porque han pasado cuatro años desde su adquisición. Destaca que estas reglas benefician a las empresas químicas, en lugar de a los agricultores.

Miquel también habla sobre cómo el cambio climático está afectando su trabajo, con estaciones cada vez más impredecibles y fenómenos meteorológicos extremos que impactan sus cosechas. Añade que los seguros agrarios no cubren completamente los daños causados por estos fenómenos, lo que dificulta aún más su trabajo.

Mientras camina por su viñedo ecológico, Miquel muestra su frustración por la falta de apoyo para los agricultores frente a los retos que enfrentan. Expresa su deseo de seguir protegiendo el medio ambiente y trabajando en armonía con la naturaleza, pero se siente limitado por las restricciones y regulaciones.

En resumen, el artículo destaca los desafíos a los que se enfrenta Miquel y otros agricultores en su lucha por mantener sus granjas y proteger el medio ambiente. Desde regulaciones burocráticas hasta efectos del cambio climático, cada vez enfrentan más obstáculos y limitaciones en su trabajo.