En febrero, se produjo un terremoto de magnitud 7,8 en la frontera entre Turquía y Siria, seguido por otro de magnitud similar nueve horas después. Fallas poco profundas, a menos de 18 millas de profundidad, se pandearon y rompieron, causando devastadores terremotos que destruyeron miles de edificios y causaron decenas de miles de muertes.
Fallas poco profundas similares se rompieron hace unos 1.000 años en las tierras bajas de Puget, en el oeste de Washington, según una nueva investigación de la Universidad de Arizona. Los anillos de los árboles ayudaron a determinar que el evento sísmico ocurrió a finales del año 923 d.C. o principios del 924 d.C. Estos hallazgos implican que la región, que ahora alberga a más de 4 millones de personas, incluyendo Seattle, Tacoma y Olympia, podría verse afectada por un evento sísmico similar en el futuro. Los resultados se publicaron en la revista Avances Científicos.
El antiguo terremoto fue el resultado de que todas las fallas poco profundas de la región se rompieron al mismo tiempo, generando un terremoto de aproximadamente magnitud 7,8 o, similar a lo ocurrido en Turquía y Siria, terremotos gemelos consecutivos de magnitudes estimadas de 7,5 y 7,3, según los investigadores. Las fallas poco profundas suelen provocar temblores más violentos y concentrados que otros tipos de configuraciones geológicas.
Los científicos descubrieron fallas poco profundas en la región desde la década de 1960, incluyendo la falla de Seattle, la falla de Saddle Mountain, y las fallas de Tacoma y Olympia. Estas fallas mostraron evidencia de haberse roto hace aproximadamente 1.000 años en un grupo de terremotos denominado grupo milenario.
Los árboles muertos ayudaron a determinar cuándo ocurrieron estos terremotos en la región de Puget Sound. Cada año, los árboles añaden un anillo que refleja las condiciones climáticas experimentadas. Los dendrocronólogos pueden comparar los patrones de crecimiento de los árboles muertos con los de árboles vivos para establecer fechas exactas de eventos pasados. Mediante este método se pudo determinar que los terremotos en las fallas de Saddle Mountain y Seattle ocurrieron a finales de 923 y principios de 924.
Estos hallazgos sugieren que los terremotos en estas fallas pueden ocurrir de manera sincrónica o en rápida sucesión, lo que proporciona nueva información sobre el peligro sísmico en la región. A pesar de que los modelos actuales de riesgos no reconocen la posibilidad de fallas vinculadas, es importante considerar este escenario para la planificación de emergencias y la construcción de infraestructuras resistentes.