Mientras los ministros de transporte de la UE se reúnen para una reunión informal en Bruselas el miércoles (3 de abril), el sector sigue siendo un problema en los esfuerzos climáticos del bloque y podría representar el 44% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, según las últimas proyecciones. A pesar de que las emisiones de otros sectores económicos han disminuido desde 1990, las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte han aumentado un 26%, alcanzando 1.046 megatoneladas de CO2 en 2023. Aunque podrían disminuir ligeramente para 2030, esto dejaría las emisiones del transporte por encima del objetivo de reducción de emisiones de la UE del -55% en comparación con los niveles de 1990, lo que dejaría que otros sectores hagan el trabajo pesado.
El aumento de la movilidad de las personas es una de las principales razones para el aumento de las emisiones del transporte: los kilómetros recorridos en automóvil aumentaron un 15% desde 2000 y las emisiones de la aviación se duplicaron desde 1990. Las emisiones del transporte de mercancías también han aumentado. A pesar de las soluciones tecnológicas como los coches eléctricos, su implementación llevará tiempo, ya que solo uno de cada seis coches nuevos vendidos en 2023 será totalmente eléctrico. Para impulsar la demanda de coches eléctricos, T&E propone regular los coches de empresa, que representan el 58% de todas las ventas de coches nuevos.
La presión para reducir las emisiones del transporte recae en los ministros nacionales, ya que la carretera está incluida en los objetivos climáticos nacionales según el Reglamento de reparto del esfuerzo de la UE. Sin embargo, muchos países están lejos de cumplir sus objetivos, en gran parte debido a la falta de acción en el sector del transporte. La incertidumbre sobre las futuras emisiones del transporte surge de la inclusión de las carreteras en el plan de comercio de emisiones de la UE a partir de 2027, lo que podría incentivar a las personas a elegir opciones de transporte con bajas emisiones de carbono.
Para contrarrestar un posible aumento de precios debido al plan de comercio de emisiones, la Comisión podría arrojar derechos de emisión adicionales al mercado, pero esto socavaría los esfuerzos para alcanzar los objetivos climáticos de la UE.