MADRID, 6 de marzo (EUROPA PRESS)-
Un informe reciente de la Universidad de Monash revela que más de un millón de muertes ocurren anualmente en todo el mundo debido a la exposición a corto plazo (horas a días) a partículas finas (PM 2,5) en la contaminación del aire. El estudio analizó la mortalidad y los niveles de contaminación por PM 2,5 en más de 13,000 ciudades y pueblos de todo el mundo hasta el año 2019. Este estudio se publicó en ‘The Lancet Planetary Health’.
Hasta ahora, la mayoría de los estudios se han enfocado en los impactos en la salud de vivir en ciudades con altos niveles de contaminación de forma constante, sin considerar los picos de contaminación que pueden afectar áreas urbanas más pequeñas debido a fenómenos extremos como incendios, polvo y otras emisiones de aire intermitentes.
Este nuevo estudio es relevante ya que es el primero en analizar la exposición a corto plazo a nivel mundial, en lugar de los impactos a largo plazo de la exposición persistente, como en el caso de las personas que viven en áreas con niveles constantemente altos de contaminación.
Los investigadores descubrieron que la inhalación de PM 2,5 durante unas horas o incluso días, provoca más de un millón de muertes prematuras al año en todo el mundo, especialmente en Asia y África, donde más de una quinta parte (22.74%) de estas muertes sucedieron en áreas urbanas.
Según los autores, es fundamental comprender la carga de mortalidad asociada con la exposición a corto plazo a PM 2,5 en áreas urbanas densamente pobladas y altamente contaminadas para mitigar los efectos negativos de la contaminación del aire en la población urbana.
Asia representó aproximadamente el 65.2% de las muertes mundiales debido a la exposición a corto plazo a PM 2,5; África el 17.0%; Europa el 12.1%; las Américas el 5.6% y Oceanía el 0.1%. La mayor carga de mortalidad se registró en áreas altamente pobladas y con alta contaminación en Asia Oriental, Asia Meridional y África Occidental.
El estudio recomienda implementar intervenciones específicas en áreas donde la salud se ve más afectada por la contaminación del aire, como sistemas de alerta de contaminación atmosférica y planes de evacuación comunitaria, para evitar la exposición a altas concentraciones de PM 2,5 y así mitigar los graves efectos en la salud.