María del Carmen está exhausta porque ayer nadó 5 kilómetros, me dice en la mañana del lunes 19 de febrero. «Eso es mucho», respondo. Acababa de participar en una competencia. «Quedé en el último lugar», bromea, pero luego menciona que, a pesar de no conservar la velocidad de cuando era joven, todavía mantiene su resistencia: tres horas de natación a los 61 años son imposibles para muchos funcionarios de la Conanp que pasan su tiempo en la oficina. María del Carmen me invita a la sede de la Conanp en Puerto Morelos, Quintana Roo, para hablar sobre las múltiples denuncias ante las autoridades federales que aún no han sido resueltas, y para realizar un recorrido de vigilancia terrestre como acostumbran hacer regularmente. Las instalaciones están en una ubicación privilegiada, con el Mar Caribe de un lado y a pocos metros un complejo de humedales costeros, con una laguna única en todo el estado que es crucial para la biodiversidad y la conectividad con el océano. Nos dirigimos hacia la derecha al salir del estacionamiento y pronto encontramos el primer caso. María del Carmen señala un edificio sin permiso ambiental llamado NÁLU, que ha sido denunciado por no contar con una Declaración de Impacto Ambiental (MIA) como lo requiere la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) en zonas federales. Luego menciona la cantidad de plástico que ingresa al mar cada minuto, equivalente a un camión de basura. Desde 2020, María del Carmen ha identificado y denunciado 17 construcciones irregulares cercanas al Parque Nacional que ella dirige en Puerto Morelos. La mayoría de estas construcciones se encuentran en la zona turística conocida como “Casco Antiguo”. Uno de los nuevos edificios, IX condominios Puerto Morelos, está en construcción y se promueve como una opción de inversión. Aparentemente, el edificio cumple con una serie de regulaciones, incluyendo un fideicomiso que protege la inversión de los compradores. Sin embargo, la MIA necesaria para evaluar el impacto ambiental del proyecto no fue proporcionada inicialmente. En cuanto a la energía oceánica, se menciona el potencial de México para aprovechar esta fuente de energía renovable. En general, el artículo destaca la importancia de cumplir con las regulaciones ambientales para proteger el entorno natural.