BRUSELAS, 25 de marzo (EUROPA PRESS) –
El comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, ha instado a los Veintisiete a «avanzar con la Ley de Restauración de la Naturaleza» -que busca recuperar al menos el 20% de las zonas terrestres y marinas para 2030- para no minar la credibilidad de las instituciones europeas y su proceso de toma de decisiones, ya que ahora depende de la adopción final por parte de los Estados miembros después de que el pleno del Parlamento Europeo lo aprobara en febrero en una ajustada votación.
«Estoy profundamente preocupado, no solo por las implicaciones políticas de la falta de conclusión de este expediente clave, sino también por la señal desastrosa que esto enviará sobre la credibilidad de nuestras instituciones», afirmó el político lituano durante su discurso en el debate sobre la regulación en la reunión de Ministros de Medio Ambiente en Bruselas.
La tramitación del expediente está en manos de la presidencia belga del Consejo, que ha pospuesto la votación de la ley sin nueva fecha después de darse cuenta el 22 de marzo que no contaba con la mayoría necesaria, ya que Austria, Bélgica, Finlandia, Italia, Países Bajos, Polonia y Suecia expresaron objeciones, a las que también se sumó Hungría, en principio defensora del «sí», en un cambio que desequilibró la balanza a favor de la minoría de bloqueo y amenazó con estancar el reglamento.
Sinkevicius lamentó que el lunes no se alcanzara el «acuerdo final» que se logró en noviembre con el Parlamento Europeo y señaló que el «bloqueo actual» recuerda la «necesidad de transparencia y responsabilidad» en la UE. «Ante este bloqueo, la UE y los Estados miembros ponen en juego su reputación a nivel internacional», destacó.
En este sentido, también destacó que la UE ha «arrastrado consigo a otros países» en sus esfuerzos, ya que estos compromisos fueron adoptados en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, COP15, en Montreal (Canadá). «Con nuestro liderazgo, inspiramos a otros y ahora no podemos quedarnos con las manos vacías», reprochó, también de cara a la participación de la UE en la COP16, que se celebrará a finales de octubre en Cali (Colombia).
«Nos engañamos si creemos que podemos ganar la lucha contra el cambio climático sin la naturaleza», insistió el comisario letón, quien instó a los Veintisiete a asumir su responsabilidad y evitar que el Pacto Verde se convierta en un «chivo expiatorio».
En la misma línea, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que aún espera alcanzar un acuerdo antes de que finalice la legislatura, lamentó que «esté empezando a ser habitual» que las normas de toma de decisiones en la UE no se respeten y se dé marcha atrás en el último momento, como lo hizo Hungría, por lo que pidió «poner fin a esta forma de resolver los asuntos legislativos».
«No puedo imaginar que Europa, en este punto, abandone una iniciativa así», afirmó la ministra, quien pidió cerrar el acuerdo «de manera positiva» antes de que finalice la presidencia belga «o la credibilidad de las instituciones se verá gravemente afectada».
Además, tras lo que calificó como «negociaciones intensas» con el Parlamento y hacer concesiones en aras del acuerdo, Ribera admitió que es «difícilmente concebible» que después de este proceso sea «precisamente el Consejo el que se descarrile».
Al igual que Ribera, sus homólogos de países como Alemania, Bulgaria, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Irlanda, Chipre, Croacia, Lituania, Luxemburgo y la República Checa instaron a la minoría de bloqueo de países reticentes a reconsiderar su posición y redoblar esfuerzos para encontrar una solución aceptable.
PAÍSES CONTRARIOS AL ESTÁNDAR
A pesar de estar de acuerdo con los objetivos y compromisos establecidos en el reglamento, la secretaria de Estado de Medio Ambiente de Hungría, Anikó Raisz, considera que no garantiza la «flexibilidad necesaria para su implementación» y, en cuanto a su cambio de postura, señaló que la posición negociadora del Consejo alcanzada en junio «ya era frágil».
A esta circunstancia, la ministra añadió que se suman las protestas agrarias de los últimos meses, que los Veintisiete «no pueden ignorar», por lo que en su opinión «es mejor buscar una base con más apoyos», ya que es «fundamental garantizar el apoyo al sector agrícola», destacando al mismo tiempo que su legislación nacional ya garantiza la protección de un tercio de las zonas naturales de Hungría.
La viceministra italiana de Medio Ambiente, Vannia Gava, también afirmó que apoya el objetivo de restaurar los ecosistemas frente al cambio climático, pero rechazó agregar «más cargas económicas y administrativas para el sector agrícola» porque «no se puede ignorar la difícil situación que enfrenta».
Por su parte, el ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático de Finlandia, Kai Mykkanen, criticó a Hungría por su cambio de opinión -a pesar de ganar adeptos por su rechazo- y pidió «coherencia» en la toma de decisiones, ya que parece todo lo contrario «preocupante».
Por el mismo motivo, el finlandés consideró que sería «antilógico» que su propio país, contrario a la norma por los altos costos que supondría su implementación, cambiara ahora su punto de vista sobre el mismo texto.
Mientras, la ministra de Acción Climática y Medio Ambiente de Austria, Leonore Gewessler, se disculpó por el «no» a la norma en la organización federal de su país, a pesar de reconocer que se trata de una de las herramientas «más importantes» del Pacto Verde.