Los paisajes son engañosos. Los ves ahí, inmensos y majestuosos, y piensas que son inmutables, siempre estarán ahí. Sin embargo, los paisajes cambian a lo largo de la historia, ya sea por causas naturales como aluviones o tormentas, o por la intervención humana. Un ejemplo de este cambio es el Delta del Ebro, un lugar de más de trescientos veinte kilómetros cuadrados donde conviven aguas dulces y salobres, tierra y mar, lagunas, flamencos y anguilas. Sin embargo, el Delta está sufriendo un declive, al igual que otros humedales en el planeta.
Gaby Martínez, quien estuvo un año en el Delta, describe este lugar en su libro Delta (Seix Barral, 2023) como un espacio de belleza salvaje, pero también como un lugar que está muriendo. El Delta se enfrenta a problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la invasión de agua salada, lo que está afectando la producción de arroz y otros aspectos de la vida en el Delta.
El cultivo de arroz en el Delta del Ebro está experimentando cambios debido a amenazas como el cambio climático y especies invasoras. El nivel del mar está aumentando, lo que afecta la forma en que se cultiva el arroz. Las playas están retrocediendo a pasos agigantados, y se plantea la necesidad de intervenciones drásticas, como la construcción de diques y el uso de represas.
El futuro del Delta del Ebro es incierto, y se están explorando diferentes soluciones para mitigar los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad en la región. Sin embargo, el problema es complejo y requiere de un enfoque multidisciplinario para encontrar soluciones sostenibles en el largo plazo.