Los Estados Unidos y Arabia Saudita han reducido la inversión en suministro de petróleo y gas, lo que pone a los países consumidores ante sus responsabilidades al presionarlos para que actúen y cumplan sus compromisos en la COP28, afirma Thierry Bros.
Bros es profesor en Sciences Po Paris y colaborador de Natural Gas World, una web especializada independiente. Si se logran cumplir las promesas de la COP28 para limitar el calentamiento global, sería posible resolver tanto la crisis energética como la climática.
Según el acuerdo adoptado en la cumbre de la ONU en Dubai el pasado diciembre, para limitar el calentamiento a 1,5°C, se requiere triplicar la capacidad de energías renovables para 2030 y duplicar la tasa global de mejora en eficiencia energética de un 2% a más de un 4% anual hasta 2030.
No obstante, alcanzar estos objetivos será difícil. La eficiencia energética creció solo un 1,5% anualmente entre 2012 y 2022, en lugar del 2% prometido. Además, la mejora en eficiencia energética ha disminuido desde la década de 1970 y el consumo de energía primaria ha aumentado un 1,4% anualmente en la última década.
En un escenario de crecimiento anual del 1,4% para la energía primaria, si las energías renovables cumplen sus promesas, la demanda de petróleo y carbón se mantendrá estable, y la producción de gas solo deberá aumentar un 1% anual. Sin embargo, si estas promesas no se cumplen, el mundo seguirá necesitando más carbón, petróleo y gas.
A finales de enero, el presidente de EE. UU., Biden, suspendió la autorización para las exportaciones de GNL, y Saudi Aramco abortó un plan para aumentar la producción de petróleo. Estas decisiones podrían sugerir dudas sobre la demanda futura de los principales productores de petróleo y gas.
Con una inversión reducida en el suministro de petróleo y gas, estas decisiones ponen mayor presión sobre los países consumidores para que cumplan sus promesas en la COP28. De no cumplir con las metas, los productores podrían beneficiarse al obtener un aumento de los precios en el futuro.
Estados Unidos y Arabia Saudita también están desafiando a los países consumidores a cumplir sus compromisos en la COP28. Hasta ahora, las promesas hechas en las reuniones de la COP no han tenido consecuencias significativas, ya que el consumo de energía y las emisiones de CO2 han seguido aumentando.
Desviando los cargamentos de GNL a precios superiores y empujando a Asia a consumir más carbón, si la UE fracasa, la realidad podría ser diferente a las promesas hechas. China e India están dispuestas a aumentar la producción de carbón, y Rusia también podría tener interés en impulsar sus exportaciones de carbón. Por otro lado, hay preocupaciones sobre las predicciones erróneas de la AIE que podrían resultar inalcanzables para los consumidores con un presupuesto limitado.
En resumen, Estados Unidos y Arabia Saudita están promoviendo una agenda verde y presionando a la UE y a la AIE para que cumplan o dejen de fijar objetivos imposibles.