El águila perdiguera, también conocida como águila perdicera (águila bandeada), es una de las aves rapaces más amenazadas en Europa. Se encuentra en el Libro Rojo de Aves de España como una especie vulnerable, con una población europea estimada en alrededor de 2.300 ejemplares, de los cuales casi un tercio vive en España. Para asegurar la recuperación del águila perdicera en nuestro país, la Unión Europea ha liderado diversos trabajos de estudio y conservación, como el proyecto europeo Aquila a-LIFE, coordinado por la organización conservacionista INJERTO. Una de las principales conclusiones de este proyecto es que la electrocución y colisión con líneas de alta tensión son la principal causa de mortalidad de esta rapaz y el mayor obstáculo para su recuperación.
Mientras que Estados Unidos asigna cada año una importante partida presupuestaria para ayudar a la especie, más de trescientos ejemplares equipados con transmisores GPS en este proyecto murieron por impacto con líneas de alta tensión. Las descargas eléctricas o electrocuciones en torres de alta tensión suelen ocurrir debido a la falta de elementos de señalización, como salvapájaros, que faciliten su detección. La electrocución ocurre cuando un ave grande se posa en una torre y roza los cables conductores con las alas al retraerlas después del aterrizaje o al abrirlas nuevamente para volar.
La mayoría de rapaces ibéricas enfrentan la muerte por electrocución o colisión con estructuras de conducción eléctrica, lo que constituye en muchos casos la principal causa de muerte no natural. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, las líneas eléctricas causan la muerte de 33.000 aves rapaces al año en España, una cifra que los autores del informe consideran conservadora. Otras aves grandes, como cigüeñas, grullas, garzas o cuervos, también corren la misma suerte, contribuyendo a la amenaza a la biodiversidad.
Para combatir esta problemática, en 2008 el Gobierno aprobó el Real Decreto 1432/2008 para corregir líneas eléctricas peligrosas para las aves. Sin embargo, han pasado 26 años y las comunidades autónomas aún deben identificar y corregir estos puntos negros. El Ministerio para la Transición Ecológica ha implementado diversas iniciativas para abordar esta amenaza, pero el plazo para modificar el Real Decreto ha expirado y el gobierno no ha cumplido su compromiso.
La Plataforma Líneas Eléctricas SOS, integrada por organizaciones de conservación, considera este retraso inadmisible y hace un llamado al Ministerio de Industria y a las compañías eléctricas para tomar medidas urgentes y eficaces. Mientras tanto, agentes forestales y ambientales de toda España continúan enfrentándose a la triste tarea de recoger aves electrocutadas, algunas de ellas en peligro de extinción, debido al coste ecológico de las líneas eléctricas de alto voltaje.
Es esencial que se tomen medidas rápidas y efectivas para proteger a las aves rapaces y evitar más muertes por electrocución y colisión con líneas eléctricas.