Los defendedores del medio ambiente han expresado que esta solución inusual no soluciona los problemas de gestión del agua a largo plazo.

Cataluña está experimentando una de las peores sequías registradas. En ningún momento en el último siglo la escasez de agua ha sido tan grave.

Los embalses que abastecen la mayor parte de la región, incluida Barcelona, están en su punto más bajo, con menos del 16 por ciento de su capacidad.

Esta situación tan grave ha llevado a las autoridades a declarar el estado de emergencia, implementando varias restricciones en el uso del agua, como la prohibición de llenar las piscinas de los hoteles, la restricción del riego de las zonas verdes y la reducción del consumo del sector rural.

Para compensar la extrema escasez, el gobierno español planea enviar agua desalinizada a Cataluña. Este plan consiste en traer agua desalada en barco desde el puerto de Sagunto, justo al norte de Valencia.

A pesar de reconocer que se trata de una «solución excepcional», la ministra para la Transición Ecológica afirma que es la opción «más sencilla, clara y preparada, tanto técnica como administrativamente».

Sin embargo, los ecologistas consideran que las actuales restricciones de agua son insuficientes y que las limitaciones «van a tener que ser mucho más restrictivas si no acaba lloviendo».

Además, han criticado la mala gestión del agua por parte del Gobierno de Cataluña, afirmando que «son parches que no se pueden implementar a largo plazo porque traer barcos de otros lugares es insostenible».

Llevar agua desalada por barco a Barcelona sólo cubrirá el 2 por ciento del consumo diario de agua de los ciudadanos del área metropolitana, convirtiéndola en una medida insuficiente y costosa. Además, la gestión del agua por parte de los municipios también ha sido objeto de críticas, con muchos no teniendo un plan de sequía a pesar de que deberían tenerlo.