Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el 70 por ciento de las 6,5 millones de muertes anuales relacionadas con la contaminación del aire ocurren en Asia Pacífico. El smog es común en las principales ciudades, obligando a los habitantes a usar máscaras faciales al aire libre.
Dimitri de Boer, que dirige el programa de China en Beijing para ClientEarth, señala que el aire en Asia estaría considerado como extremadamente contaminado en Europa.
Las pequeñas partículas conocidas como partículas en suspensión (PM 2,5) son las más dañinas para la salud, penetrando en los pulmones y el torrente sanguíneo. La mayor fuente de estas partículas es la combustión de carbón, especialmente en China, donde el 70% de la producción de electricidad proviene de esta fuente.
El transporte, la gran población y la tecnología obsoleta también contribuyen a la mala calidad del aire en Asia, especialmente en la llanura indogangética.
Estas condiciones no solo representan un peligro para la salud, sino que también pueden alterar los sistemas climáticos y afectar la seguridad alimentaria y del agua, poniendo en riesgo los esfuerzos de la región por un crecimiento sostenible.