Para combatir la crisis climática, la Unión Europea busca fomentar la adopción de un diseño simple y el uso de al menos el 90% del mismo tipo de plástico en los envases de alimentos como papas fritas y chocolate, para que sean más fáciles de reciclar. Como parte de esta iniciativa, la Comisión Europea tiene como objetivo garantizar que «todos los envases en el mercado de la UE sean reutilizables o reciclables de una manera económicamente viable para 2030». Se espera que este objetivo se refleje en la próxima revisión de la directiva sobre envases y residuos de envases, programada para julio.
Un desafío clave será abordar los «envases flexibles» utilizados en envoltorios de plástico blando para alimentos como papas fritas y barras de chocolate. Esta clase de envases se considera difícil de reciclar debido a que son livianos y contienen diferentes capas de materiales como plástico y aluminio. Sin embargo, la industria está lista para hacer que estos envases sean más fáciles de reciclar.
Marcas reconocidas como Mars, Nestlé y PepsiCo Europa ya están considerando rediseñar sus envases para hacerlos 100% reciclables. Según las directrices de CEFLEX, los productos deben tener al menos un 90% del mismo tipo de plástico para ser totalmente compatibles con las instalaciones de reciclaje. Esto dejaría un 10% de libertad para tintas y materiales como el aluminio, que son necesarios para preservar la frescura de los alimentos al actuar como una barrera contra el oxígeno y el agua. Empresas como Coca-Cola también han estado buscando soluciones para hacer que sus botellas sean más fáciles de reciclar.
Si bien el desafío de hacer que los envases flexibles sean reciclables por diseño es significativo, es también esencial abordar las preocupaciones sobre las tintas y los materiales químicos utilizados en estos envases. Sin embargo, la esperanza es que, con la orientación adecuada y los incentivos apropiados, la industria y las marcas puedan lograr el objetivo de hacer que todos los envases sean reciclables para 2030.