La Unión Europea revelará el martes (6 de febrero) sus metas climáticas para 2040 y una hoja de ruta para la próxima etapa de su transición energética, cuatro meses antes de las elecciones europeas y en medio de las protestas de los agricultores contra las reformas verdes.

El bloque de la Unión Europea, que consta de 27 países, se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y ha establecido un objetivo provisional para 2030: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% en comparación con los niveles de 1990.

Para el hito de 2040, los documentos de trabajo sugieren que la Comisión Europea apuntará a una caída neta del 90%, lo que significa aproximadamente el mismo ritmo de recortes que ha prometido para 2020-2030.

Sin embargo, Bruselas debe tener en cuenta el creciente descontento, especialmente reflejado en las recientes protestas de los agricultores, por el impacto social y económico del Acuerdo Verde.

Después de aprobar con éxito legislación ecológica en transporte, energía e industria, el Pacto Verde se ha encontrado con oposición por parte del mundo agrícola y sus defensores en el Parlamento Europeo.

En toda Europa, en el extremo derecho del espectro político, hay una reacción cada vez más vocal a un amplio conjunto de políticas destinadas a cumplir los objetivos climáticos del bloque, y varios líderes están pidiendo una «pausa» en las nuevas reglas ambientales.

Los objetivos establecidos el martes serán una simple recomendación. La próxima Comisión Europea, que será designada después de las elecciones, tendrá la tarea de convertirlo en legislación para que los estados miembros y los legisladores de la UE la consideren antes de la conferencia climática COP30 del próximo año.

Se espera que los objetivos del bloque para 2040 dependan en parte de la captura y almacenamiento de volúmenes ambiciosos de dióxido de carbono, lo que enfurece a los activistas que critican las tecnologías por considerarlas no probadas.

Pero aun así, el plan requeriría un esfuerzo considerable de todos los sectores de la economía, desde la generación de energía hasta la agricultura, que representa el 11% de las emisiones de la UE.

Pascal Canfin, presidente de la comisión de medio ambiente del Parlamento Europeo, duda que el bloque necesite un segundo Acuerdo Verde.

Desde ahora hasta 2030, afirma, «el trabajo está hecho», y ya está en marcha una «transformación masiva» de la sociedad.

Una de las cuestiones en juego en las elecciones es si perseguimos o no el Acuerdo Verde.

El comisario de Clima de la UE, Wopke Hoekstra, advirtió el mes pasado que el bloque debía mantenerse «sobre dos piernas»: con su ambición climática de un lado y, del otro, «asegurándose de que nuestras empresas sigan siendo competitivas y haya una transición justa». El objetivo del 30-11 sería una simple recomendación.