Hace pocas semanas se hizo viral un video que mostraba a varias personas lavando sus autos en Orihuela (Alicante) mientras una tubería gigante tenía una fuga de agua. Esta situación ilustra de manera elocuente el gran desperdicio de agua en España debido a fugas o daños en la red de suministro, como indican las cifras.

Cuando abrimos el grifo, parte del agua se pierde en ese proceso. Según datos del INE de 2020, aproximadamente uno de cada cuatro litros de agua se desperdicia durante el trayecto. Cada año en España se pierden 1.065 hectómetros cúbicos de agua debido a problemas en la red, lo que equivale al consumo de la población de Cataluña, que actualmente enfrenta restricciones por sequía, durante un tercio del año.

El mal estado, la «vejez» y la falta de reparación y mantenimiento de la red de tuberías son las causas de este desperdicio, según el Estudio Nacional de Abastecimiento de Agua Potable y Saneamiento de la asociación profesional AEAS. Este informe revela que cada año solo se renueva entre el 0,2% y el 0,4% de la red de suministro, una cifra mínima considerando que solo el 17% de las tuberías, instalaciones y conductos tienen menos de 10 años.

La conservación de estas infraestructuras requeriría una inversión mucho mayor para evitar la pérdida masiva de agua, según algunas asociaciones ecologistas. «El problema con la reparación de tuberías y redes de suministro es que es costoso. A veces es necesario excavar prácticamente un pueblo entero para corregir una fuga», explica Julio Barea, responsable de la campaña Agua de Greenpeace.

La situación está empeorando a medida que más porcentaje de la red es gestionado por empresas privadas. Actualmente, la mitad de los municipios tienen este servicio externalizado, y estas empresas no invierten lo suficiente en reparaciones y mejoras, denuncia Barea.