Las manadas de lobos ibéricos, también conocidos como Perro lobo sellado, enfrentan dificultades. Después de décadas de persecución, el gobierno español ha aumentado su nivel de protección para evitar la caza de este emblemático depredador que es parte del paisaje rocoso de España. A pesar de ser incluido en la Lista de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) a partir de 2021, el lobo ibérico todavía sufre estigmatización y se ve limitado en su expansión por pequeñas franjas territoriales. Esto dificulta el ritmo al que las manadas se expanden (Fuente).

La limitada diversidad genética en las aproximadamente 300 manadas que habitan la Península Ibérica es un síntoma de los problemas que enfrentan los lobos. Investigadores del CSIC han concluido que los lobos están experimentando problemas de endogamia debido a la fragmentación del territorio y las dificultades para interactuar con subgrupos de la especie.

Isabel Salado, una investigadora de la Estación Biológica de Doñana (EBD) del CSIC, explica que la endogamia genera problemas genéticos y es un indicativo de que las poblaciones no están sanas. Los valores de endogamia encontrados son muy variables, lo que indica que las poblaciones no están dispersándose como deberían para mantener su salud (Fuente).

Aunque hay subpoblaciones con bajos índices de endogamia, en la mayoría de los casos los lobos contemporáneos están relacionados directamente con los antiguos pobladores de la región. Este fenómeno no es común en una especie con alta movilidad como el lobo ibérico, lo que indica que las poblaciones se han fragmentado y localizado (Fuente).

Esta fragmentación ha llevado a que los descendientes se reproduzcan entre sí en pequeños núcleos, lo que ha aumentado la endogamia. Esto reduce la diversidad genética y aumenta la vulnerabilidad de los rebaños frente a enfermedades y cambios en el medio ambiente (Fuente).

La falta de diversidad genética no solo indica problemas de conservación, sino que también aumenta la vulnerabilidad de los rebaños. Investigadores del CSIC advierten sobre el riesgo de depresión por endogamia, algo que ya ha afectado a otras especies como el lobo mexicano.

El lince ibérico ha sufrido las consecuencias de la endogamia en el pasado, lo que llevó a la implementación de procesos de cría en cautiverio para evitar la reproducción entre ejemplares emparentados (Fuente).

De acuerdo con Laura Moreno, responsable del Especies WWF, la persecución indiscriminada del lobo ha contribuido a la fragmentación de las poblaciones, limitando su capacidad de dispersión y convivencia con otras manadas (Fuente).