Con una longitud de más de medio metro y una envergadura de 1,70 metros, el águila pescadora (Pandion haliaetus) destaca por sus garras poderosas y su plumaje contrastante, con partes inferiores blancas, dorso marrón oscuro y una máscara distintiva. Esta espectacular ave rapaz es una de las más bellas del mundo y, desafortunadamente, también una de las más amenazadas.
En la Península Ibérica, el águila pescadora se extinguió a principios del siglo pasado, y desde entonces su población se ha limitado a algunas parejas que nidificaban en Canarias, el archipiélago balear y el sur de Andalucía, con presencia también en Extremadura y Portugal. Clasificada como especie vulnerable en el Catálogo nacional de especies amenazadas y en el Libro rojo de las aves de España, la población nidificante en nuestro país ronda las cincuenta parejas.
En el norte peninsular, la Bahía de Santander se ha convertido en un importante refugio para esta especie durante los pasos migratorios e invernada. Gracias a un proyecto de conservación impulsado por el Centro águila pescadora de la entidad Ecoturismo Bahía de Santander, la reproducción del águila pescadora en esta zona de conservación especial de Red Natura 2000 ha tenido un gran éxito, con la llegada de nuevas parejas y nacimientos de polluelos en los últimos años.
Para proteger este logro de conservación, el Centro Osprey de la Bahía de Santander hace un llamamiento a la colaboración ciudadana para evitar actividades disruptivas que puedan perturbar el área de reproducción, como la intrusión de personas y embarcaciones, ruidos excesivos de actividades acuáticas y el tráfico marítimo. Además, se plantea la implementación de medidas de zonificación y regulaciones para reducir estas molestias, así como una campaña informativa para sensibilizar a visitantes y empresas turísticas.
La colaboración con la Fundación de vida silvestre Roy Dennis y el plan de manejo del ZEC Dunas del Puntal y ría de Miera son pasos adicionales para garantizar la protección y el seguimiento continuo de las águilas pescadoras en la Bahía de Santander. Esta valiosa labor permitirá no solo la recuperación de la especie, sino también la promoción del turismo ornitológico y la conservación de la biodiversidad en esta hermosa zona de la costa cantábrica.